Gestión comunicativa

Comunicar con emociones: puro relacionamiento positivo

En procesos de consultoría que la Empresa ha realizado de distintos temas, incluido el comunicacional para diversos proyectos u obras de movilidad nos han preguntado: y ¿cómo lo hacen? La verdad, aunque es una pregunta muy válida, lo cierto es que no hay una fórmula exacta.

A diferencia de la ingeniería, por ejemplo, que cuenta con fórmulas y cálculos exactos, el proceso comunicacional es el resultado de la experiencia, del análisis de resultados y lecciones aprendidas, del hacer y del ensayar, y del entablar puentes de encuentro y diálogo con los distintos grupos de interés de los proyectos para buscar no solamente hablarles o informarles algo, sino realmente tener conversaciones en doble vía con ellos, construir, saber sus opiniones, escucharlos. Al final, comunicar con las emociones desde un relacionamiento positivo que nos marca la Cultura Metro.

Un tema clave en nuestra ruta de actuación frente a la gestión comunicacional es que estamos en el antes, en el durante y en el después de todos los proyectos. Esto permite que el equipo de comunicadores que apoya cada proyecto lo conozca, se empape de todos sus asuntos y vaya identificando oportunidades, retos y amenazas a nivel comunicacional.

La diversidad de miradas y profesiones nos ha permitido blindar los proyectos y avanzar más fácilmente. Es así, como desde el principio de cada uno de ellos, como ha sido en el caso del proyecto Metro de la 80, tenemos espacios de encuentro permanentes entre los técnicos, los sociales, los ambientales y los comunicadores donde cada uno sabe de la gestión del otro entendiéndonos como uno solo, fortaleciendo el trabajo en equipo y permitiéndonos a todos ampliar perspectivas y acciones.

Ese trabajo en equipo del que tanto se habla, parece obvio, pero no lo es tanto porque a veces se queda en el discurso y no en los hechos. Por nuestra experiencia en el acompañamiento de proyectos en otras empresas o ciudades.

Sabemos también que precisamente ese trabajo en equipo es del que a veces no aparece y es la consecuencia para que en el camino ocurran dificultades de toda índole: social, técnica, ambiental o comunicacional.

Trabajar juntos, caminar de la mano en los proyectos, permite prever, alertar sobre la piedra que puede caer, proponer estrategias y acciones integrales, sacarle provecho a una situación, trabajo o avance a nivel comunicativo que refuerce la imagen y la reputación del proyecto y con todo lo anterior, construir y fortalecer relaciones de confianza con los grupos de interés del proyecto.

Construir esa confianza, esa cercanía, es un trabajo de filigrana y del día a día. Por eso, cuando se realizan reuniones con la comunidad, con los transportadores, con los medios de comunicación o cualquier que sea el grupo de interés, la gestión comunicacional debe estar presente, contribuyendo con la intención del mensaje o la acción y con toda la “puesta en escena”, de lo que se va a realizar.

Por decirlo de ese modo, entendiendo que todo comunica: el lugar que se elige para las reuniones, la persona que va a hablar, la manera cómo vamos vestidos, el lenguaje que se empleará, el refrigerio que se ofrecerá si es que se da. Es así, como la gestión comunicacional se entiende en los proyectos no solamente como la que produce la información en distintos formatos y la distribuye en diversos medios o canales, sino también la que busca salvaguardar la coherencia en la forma de relacionarnos para que eso que decimos tenga un soporte en los hechos y en la realidad, porque solo así es que se construye la reputación y la buena imagen de los proyectos: cuando eso que comunicamos, o eso que pedimos o sugerimos, está soportado en la coherencia de nuestras acciones.

Cambian las herraminetas

El crecimiento vertiginoso del internet

y las nuevas herramientas comunicativas nos plantean muchos retos y ahora más con la pandemia a causa del Covid-19 que nos ha obligado a muchos a trabajar o estudiar desde la casa, y a evitar el contacto o la cercanía física con otros.

En el Metro de la 80 ya lo hemos vivido. La mayoría de reuniones para garantizar la bioseguridad las hemos tenido que realizar de forma virtual. Se cuentan en los dedos de las manos las reuniones que hemos realizado hasta el momento de forma física e incluso en ellas, la realidad nos cambió: debemos garantizar distanciamiento entre unos y otros y usar permanentemente mascarilla.

El 11 de diciembre de 2020 realizamos el primer encuentro presencial en uno de los auditorios de Plaza Mayor con los periodistas de medios tradicionales y comunitarios de la zona occidental para contarles los detalles del proyecto. Cerca de 28 personas asistieron, el saludo no fue de mano pero aprendimos a saludarnos y a sonreír con la mirada. Un momento histórico para el desarrollo de este proyecto que nunca nos imaginamos que ocurriría de esta manera cuando la pandemia empezó a inicios del año 2020. En el recuerdo quedará la imagen de los periodistas en ese enorme salón sentados a gran distancia uno del otro y con mascarillas.

La gestión comunicacional debe aprovechar la virtualidad pero sin descuidar y desconocer que aún existen personas que no la usan. Por eso, se debe garantizar una mezcla de canales y comunicación virtual con la comunicación presencial, con la pieza comunicacional física y el contacto cara a cara que suscite una mayor cercanía, empatía y emotividad no solamente con quienes no usan la virtualidad o recurren poco a ella, sino con la ciudadanía en general.

Informar, formar y motivar,

son los tres momentos pedagógicos en los que la gestión comunicacional incide. No suceden en un orden específico, incluso se pueden dar de forma simultánea dependiendo de las necesidades y arropa de manera integral a todos los componentes del proyecto.

Como punto de partida de cada uno de esos momentos pedagógicos está la empatía, ponernos en el lugar o en los zapatos del otro, teniendo en cuenta sus necesidades y expectativas para poder llegar con una comunicación efectiva y que de esta manera se sientan incluidos, reconocidos y tenidos en cuenta.

Además de procurar la empatía en todo momento, en la gestión comunicacional para los proyectos y concretamente para el Metro de la 80, la clave es comunicar desde las emociones y una básica y principal es la alegría. El Metro de la 80 es una megaobra que comunicada desde la alegría, la esperanza, la prosperidad, la confianza en el futro, generará ganas de hacer cosas nuevas.

Además, la alegría es contagiosa, permite que las cosas se vean desde una perspectiva donde todo parece mejor y para nosotros como Empresa, es la más deseada y más teniendo en cuenta las circunstancias actuales del mundo con la pandemia y todo lo que esto ha conllevado para la salud física y emocional de las personas, para la economía y el bienestar de las ciudades.

Tener la posibilidad de que en estos momentos la ciudad pueda implementar una obra de esta magnitud para el beneficio de la movilidad y el medio ambiente, también se convierte en la oportunidad de contar con una plataforma comunicacional potente para extender mensajes esperanzadores, alegres y que promueven la confianza en todos los sentidos, especialmente en que todo estará mejor.

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